Las gaviotas aprenden unas de otras cuándo es seguro tomar la siesta. Naturalmente, el resultado son olas u ondas de sueño colectivo, como las han denominado los científicos, que pasan a través de las colonias a medida que las aves adoptan diferentes estados de vigilancia. Este sueño colectivo tienen obvias implicaciones de seguridad: si todas están dormidas, ¿quién cuida de la colonia? No está claro, no obstante según qué criterios o en qué circunstancias deciden las aves que es momento de dormir.

Guy Beauchamp, de la Universidad de Montreal, en Canadá, cree que su estudio, que ha sido publicado en la revista arbitrada Ethology, documenta por primera vez esta clase de comportamiento en las gaviotas. Se trata de un análisis del cambio que sufren los patrones de sueño de las gaviotas a lo largo del tiempo en los sitios de descanso de éstas aves en la Bahía de Fundy, en New Brunswick, al sureste de Canadá. Beauchamp se preguntaba: si muchas aves están durmiendo, será porque hay una señal de que es seguro dormir en ese momento.

Cada dos minutos, el científico calculó la proporción de aves que estaban durmiendo en la colonia. Las gaviotas abren y cierran los ojos periódicamente durante el sueño y los recuentos revelaron que las gaviotas con vecinos más alerta abrían los ojos con más frecuencia durante el sueño que aquellas rodeadas de vecinos menos alerta. Imaginaos que cada gaviota está rodeada por otras que han decidido que es seguro dormir: una ola de sueño colectivo.

Creo que nos pasa lo mismo a los humanos. Es difícil dormir profundamente cuando tenemos al lado a alguien que está inquieto. Es como si pudiésemos percibir la inquietud y estuviésemos constantemente pendientes de la persona. Como nosotros, las gaviotas estén atentas a lo que hacen sus vecinos e incluso tienden a copiar su comportamiento. Como nosotros, insisto.

Como señala la BBC, los resultados obtenidos por la investigación de Beauchamp añaden peso a un creciente opinión entre los biólogos de que la vigilancia en los animales es un fenómeno social. Animales individuales modifica su comportamiento - por ejemplo, decidir cuándo dormir - según su propia percepción, pero también en respuesta a la información obtenida de la conducta de sus compañeros. Este comportamiento conduce a un fenómeno colectivo, en este caso las ondas de sueño.